La Dirección de Turismo estableció nuevas bases para la postulación, que buscan profesionalizar la labor y erradicar las incivilidades que cometen algunos ambulantes.
Un permanente dolor de cabeza tanto para comerciantes legalizados como para la Municipalidad han sido tanto los ambulantes sin permiso que llegan a las distintas playas de la ciudad, como quienes han obtenido permiso, pero no respetan las condiciones del mismo.
No solo se trata de la competencia desleal que existe con quienes tienen sus permisos al día y puestos que cumplen toda regla. Histórico han sido las numerosas situaciones que afectan a locatarios y turistas como los rucos conformados por personas que ejercen comercio, desperdicios, orina y feca, aceite en áreas verdes, restos de carnes, bloqueos de escaleras y riñas, obstaculización de accesos inclusivos, por solo nombrar algunas.
Es por esta razón, y tras las múltiples denuncias recibidas, que la Dirección de Turismo se encuentra implementando el nuevo sistema de otorgamiento de permisos de comercio en borde costero, procedimiento desarrollado con la colaboración de la Capitanía de Puerto y que el año pasado ya tuvo su “plan piloto”.
Edgar Muñoz, director de Turismo de la Municipalidad, explicó que “el nuevo procedimiento para otorgar permisos pasa por las numerosas incivilidades que se cometían, por ejemplo, hay comerciantes que arrojan residuos al pasto, se instalan en accesos o se conectan irregularmente a la electricidad. Otro problema grave es que algunos no retiran sus puestos, dejándolos en la noche a cargo de cuidadores informales que forman rucos y que orinan y defecan en las áreas verdes o paseos peatonales. Al fiscalizar, los(as) funcionarios municipales han recibido amenazas y agresiones físicas”.
Muñoz agregó que: “nos ha tocado ver cosas insólitas, por ejemplo, que una familia se siente en el pasto y quede manchada con aceite, o que después de las fiscalizaciones aparezcan vidrios rotos y paredes manchadas con excremento”.
Quienes deseen postular al permiso, deben cumplir una serie de obligaciones que apuntan a fortalecer el desarrollo turístico del borde costero. A la documentación, se suman como criterios de evaluación las razones que fundamentan la postulación, aporte turístico e innovación en productos y/o servicios, manejo de residuos y cuidado del medio ambiente, impacto visual y antecedentes negativos de períodos anteriores.
Una acción necesaria para mejorar la situación desde Corazones hasta Las Machas, según indicó doña María Choque, presidenta del sindicato N°1 de Confites y otros: “A Chinchorro llegan desde las 4 de la tarde en adelante y a la noche, está lleno de comerciantes. Uno les dice algo para que se corran y, si bien algunos se corren, otros son violentos. Uno queda en vergüenza porque nos agarran a garabatos, preferimos quedarnos callados. Entiendo que se necesita trabajar, pero afecta a uno que paga su permiso”.
Otra de las novedades que plantea este nuevo proceso es el otorgamiento de un sello que permita identificar los comerciantes con permisos. Así, tanto las autoridades fiscalizadoras como el público en general, podrán saber quienes están incumpliendo las normas.
“Sería mucho mejor así, antiguamente hacían eso, nos ponían un sello. Es muy útil porque, por ejemplo, nuestro sindicato tiene los colores rojo y blanco, en el quitasol y los delantales, son todos iguales. Pero muchos copiaban la idea para evitar que los molestaran, ahí pedimos que nos dieran una identificación, porque por lo menos así nos dejarían trabajar más tranquilos”, sentenció María Choque.
En este sentido, parte importante para que el nuevo sistema funcione al 100 por ciento es, como siempre, la propia comunidad. Al existir un sello identificatorio, la señal que se le envía a los turistas es a no comprar a ambulantes ilegales, lo que desincentivará esta práctica y fomentará mayor responsabilidad de quienes pretenden conseguir permisos para comercializar en el borde costero.